La mano izquierda de Dios

COLUMNA | "A los políticos de izquierdas que, como Gabriel Rufián, se ríen de las “serpientes que hablan” y las “palomas que embarazan”, les sorprenderá saber que, hoy día, los dos líderes progresistas más influyentes del mundo son, curiosamente, devotos católicos: el Papa Francisco y Joe Biden". Por Víctor Lapuente

           

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Y así va todo. Claro está. Hasta que el ser humano no supere sus yugos y taras supersticiosas, el planeta seguirá de mal en peor. Pero hay esperanza, el ateísmo crece y crece cada año en Europa de manera imparable. China, próxima potencia mundial si no lo es ya, es un país oficialmente ateo. Los jóvenes de hoy en general ya pasan ampliamente de sectas lavacerebros. Incluso conozco personas mayores devotas toda su vida, que hoy han dicho... "¡Basta ya de idioteces!". En cuanto no hay alguien obligándote a rezar y a creer dándote con una regla en la mano (como así ha sido hasta antes de ayer)...se acaban las religiones. Es el camino. Otra cosa es la historia de las religiones que es muy interesante y ha impregnado la cultura de las naciones y como tal debe estudiarse...pero nada más.


El progresismo a llevado a una degradación del Estado de Derecho que amenaza por primera vez con destruir los fundamentos de la prosperidad y libertad norteamericana. (Axel Kaiser)

El progresismo cree que el progreso es el futuro hasta llegar a una utopía y para eso impone un pensamiento único, el progresista cree ser racional y que todos deben pensar en ese mismo razonamiento. En ese sentido no se acepta ideas diferentes, ni tampoco lo que venga del pasado.
El progresismo es una posición social y no política, pero si tiene implicaciones políticas. Impulsa una cultura interminable de pseudoderechos sin emparejarla con deberes y responsabilidades. Solo se cultiva la mediocridad, el egoísmo, la destrucción de la familia y de la sociedad.


Devotos del catolicismo que es una religión.
Como tal es ineficaz e inútil y los registros de la Historia lo demuestran con un historial repleto de actos derivados del odio y que han conducido a la falta de misericordia, de empatía, de piedad en todas y cada una de las sociedades que forman el imperio católico religioso.
Al igual que se autodenominaron cristianos ahora lo hacen diciendo ser progresistas y en ambas y para lograr su objetivo, la popularidad y con ello el poder, han dejado en un rincón olvidado, La Biblia como libro sagrado del cristianismo.
Porque sin ella, hoy, las alusiones a serpientes que hablan, por ejemplo, no existirían desde el enfoque del escenario y personajes que aunque no se mencione se da por hecho que proviene de ese libro.
Entonces, estos lideres, un líder católico religioso y un líder católico político, son progresistas ante sus sociedades por, como diría un católico demócrata, saltarse la Constitución.




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