Casado quema las naves

La estrategia de oposición de Pablo Casado ha regresado a la línea más dura, arrastrado por los halcones de la derecha, espoleado por la victoria de Isabel Díaz Ayuso en Madrid y porque cree que, ahora sí, está en disposición de llegar a La Moncloa

           

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"La línea más dura". Esa "línea más dura" es la que les hizo ganar hasta en Vallecas, así que no sé yo... ¿No es una línea mucho más dura meter en el Gobierno a Podemos, darles beneficios penitenciarios a todos lo etarras, poner a Bildu "en la dirección del Estado" o indultar a los secesionistas en contra del Supremo y de la Fiscalía?

A otro perro con ese hueso.

Basta ya de fijar lo que es el "centro" político en relación a donde se posiciona Pedro Sánchez, porque el PSOE actual ya no es el PSOE. Se ha disparado tanto hacia la izquierda más rancia, opresiva y casposa que ahora hasta Felipe González es considerado "facha". Ese es el nivel al que se ha llegado.

Sánchez no es un socialista. Como decía Rubalcaba: es un radical. Y para estar en contra de un radical no hace falta ser extremista. Es suficiente con tener un pie en el centro.

Ya está bien de llamar ultraderechista o "línea dura" a cualquiera que se oponga frontalmente a este Gobierno. Ni Guerra, ni Page, ni Leguina, ni Redondo Terreros, ni González... ninguno lo es.




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