Anton Zeilinger, Nobel de Física: “No puedes demostrar que la Luna está ahí cuando nadie mira”

“No puedes demostrar que la Luna está ahí cuando nadie mira”. El científico austriaco, pionero del teletransporte cuántico, reflexiona sobre Dios y la esencia de la realidad

           

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‘Cuando nadie mira’. Es la percepción humana lo que nos limita. Es como creer que el universo se reduce a las imágenes del Telescopio James Webb. Uno queda mirándolas maravillándose pensando que ya sabemos mucho. No sabemos ni lo que estamos mirando. Es tanto lo que se desconoce que nuestro cerebro no puede ni imaginarlo. No podemos porque estamos limitados por él, por nuestra percepción. Es como el Telescopio, abarca lo que puede. Podemos, eso sí, tratar de demostrar lo que logramos percibir, pero nos falta imaginación para ir más allá. Lo desconocido y lo ilimitado rompe nuestros parámetros y nuestros esquemas y sólo imaginamos lo que en realidad podemos ver. Es el ego humano que todo lo mide según su punto de vista. Estamos en cuestión de conocimientos en el mismo punto que estaban los antiguos, que creían que la Tierra era el centro del universo. Así seguimos mirando la realidad.


David Rey:

“Este Premio Nobel de Física, creyente en Dios, está guiado en ciencia por el empirismo extremo de Hume y del obispo Berkeley de hace 300 años ("la naturaleza no es independiente de mis sentidos") y la filosofía kantiana ("no podemos conocer la esencia de la realidad") de hace 250 años. ¡En manos de quién estamos! Lamentablemente, esto no es una excepción, y es de hecho la corriente de pensamiento dominante en la "alta" comunidad científica. Una comunidad científica soldada al establishment y a los intereses de los poderosos que financian sus carreras.
Según esta "prima donna", la luna no existía antes de que los seres vivos primitivos desarrollaran los ojos. Qué importa que las mareas se deban a la atracción gravitatoria que ejerce la luna, algo que podemos percibir sin necesidad de mirarla de frente. Según este "razonamiento", en realidad no existía nada antes de la aparición de seres vivos con un mínimo de sensibilidad, con capacidad de reaccionar con su exterior: ni rocas, ni agua, ni estrellas. Y ni siquiera eso último podríamos afirmarlo con certeza, según nuestro científico, porque no había ningún ser humano que testimoniara el hecho de que seres vivos primitivos interactuaran con su medio.
Que haya incontables restos fósiles de hace miles de millones de años que nos proporcionan una imagen de la Tierra primitiva, que prueban su existencia sin necesidad de que hubiera nadie mirando en aquellos tiempos remotos, no tiene la menor importancia para nuestro "científico". De hecho, en estos momentos ni siquiera puedes afirmar que tu madre, tu hermano o tu casa existan, si no los tienes delante de tus ojos.
Si dotamos de alguna lógica este razonamiento deberíamos concluir que antes de la aparición de seres vivos "con alma" tampoco podía existir Dios, ya que afirma con todo el cinismo del mundo: "a Dios no se lo observa con los ojos, sino con el alma". Así, el Creador, tras crear el mundo se tomó unas buenas vacaciones, y se "borró" del mundo hasta que los seres humanos, por alguna razón, hicieron su aparición en la Tierra para poder percibir a Dios y traerlo de vuelta a la existencia. No razona así un niño de 5 años, sino todo un científico de lo más cualificado.
Lenin ya respondió a todas estas bagatelas en su libro "Materialismo y empiriocriticismo" (1908). Para profundizar en todos estos aspectos, y en el estudio del desarrollo del pensamiento científico y racional que ha hecho avanzar a la humanidad, sin la necesidad de un Dios creador, recomendamos vivamente la obra de Alan Woods "La historia de la filosofía. Una perspectiva marxista", disponible en nuestra librería: https://libreria.luchadec...losofia.html”




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