1ºQué falacia. No sé trata de hombres o mujeres, sino de profesionales, y un buen profesional, sea hombre o mujer, hará buenas entrevistas. Esta permanente idealización de la mujer y su superioridad intelectual, espiritual y profesional con respecto a los hombres, ya cansa. Resulta irracional, absurda y estólida. Hace poco leí a una tal Elia Barceló, escritora, esto: A los escritores no les gusta que las escritoras les hagan sombra. Vaya sandez. De nuevo, no se trata de escritoras ni de escritores, se trata de la condición humana, y a nadie le gusta que le hagan sombra, no sólo a los escritores. ¿O es que a ella sí le gusta que le hagan sombra otros escritores, escritoras o diletantes? Pretenden adjudicar únicamente a los hombres taras, mezquindades, miserias, neurosis... que son consustanciales al ser humano. Quizás las mujeres son seres acendrados, perfectos, intachables, casi dioses, diosas, que nunca mienten, engañan, manipulan, decepcionan, traicionan, hacen daño, etcétera, y yo, pobre ignorante, no me he enterado. Es de una necedad, de una estolidez y de un infantilismo tremendos. De momento, las mujeres son, como los varones, seres humanos, y, como ellos, atesoran algunas virtudes y muchos defectos. Las mujeres no son superiores, ni inferiores, a los hombres por ser mujeres. Y las hay sensibles, inteligentes y amables, como entre los hombres; y también las hay brutas, estúpidas y detestables, igual que hombres así existen. Parece mentira que uno tenga que estar remarcando estas obviedades, pero en estos tiempos resulta más necesario que nunca. Hay entrevistadores buenos, malos, regulares y pésimos. Pero no depende de que sean mujeres u hombres, sino del talento, la profesionalidad y la pasión que atesoren a la hora de realizar una entrevista.

---