Cada mujer, un posparto

A Asun se le caía “la piel a tiras” dando el pecho. Silvia estaba en el paritorio con la niña en brazos y discutiendo por su “mala decisión” de no querer amamantar con la enfermera, que le dijo: “¿No quieres ser una buena madre?”. Cristina pasó una depresión posparto de varios meses en los que era incapaz de tener a su bebé en brazos “con toda la culpa posterior”

           

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Del posparto nunca se habla, es muy duro y no por eso nos arrepentimos de ser madres, nada más lejos. Sin embargo, la sociedad está muy mal planteada porque no hay tribu y a menudo las mujeres nos vemos solas para criar y atender una casa porque la pareja necesita reincorporarse al trabajo muy pronto, por no hablar de tantas y tantas mujeres que tienen que dejar a sus bebés en guarderías o cuidados ajenos porque también tienen que salir fuera a trabajar. Cómo no va a haber depresiones posparto si los bebés son personas que necesitan atención plena, sin horarios y vivimos en un mundo lleno de relojes? Hacer cualquier cosa se convierte en una aventura a contrarreloj.




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