1ºEn realidad el texto redactado por los Sionistas anglosajones (ya es la sexta versión que presentan en un mes) no pide un alto el fuego real en Palestina, sino una especie de "tregua temporal" condicionada, sin una respuesta a cómo lograrla en el corto plazo, y dando luz verde al Ente Sionista para que monte una operación militar en la ciudad de Rafah. O sea, no da respuesta real a la necesidad de un alto el fuego inmediato, pone precondiciones para un alto el fuego, que no es tan diferente a dar luz verde a seguir con el conflicto, de modo que todo el texto es ambiguo y desequilibrado a favor del Ente Sionista impuesto artificialmente en Palestina, sin ninguna consideración real am las exigencias del pueblo palestino. Al Ente Sionista no se le tiene que pedir una tregua, se le tiene que presionar con todas las herramientas (embargo de armas, boicots y demás) para que pare inmediatamente el genocidio, permita la entrada de ayuda humanitaria y que sus tropas abandonen la Franja de Gaza. Todo lo demás son cuentos y propaganda de Sionistas anglosajones.
2ºRogelio Diaz andá a estudiar. Es un genocidio. Israel está siendo juzgado por genocidio. No es una guerra. No empezó el 7 de octubre . Tenés un problema de inversión de valores y de ideas. El invasor es Israel. El poder imperialista es de Israel. Hipocresía religión y masacre. Religión y violaciones a las mínimas reglas de humanidad. Israel genocida y criminal. Sólo puede haber una evaluación históricamente honesta de los ataques que ocurrieron el 7 de octubre si se entienden como una reacción a décadas de brutalidad, usurpación y violencia. La Franja de Gaza se ha transformado, desde 2007, en el mayor campo de prisioneros del mundo, rodeada y asfixiada, con más de diez mil civiles asesinados por los bombardeos israelíes entre 2000 y 2023.
Los Acuerdos de Oslo, firmados en 1993, resultaron ser un fraude. Las principales organizaciones palestinas de la época depusieron las armas y aceptaron la existencia de Israel. Lo que obtuvieron a cambio, en Cisjordania, fueron enclaves rodeados por la multiplicación de asentamientos judíos, con setecientos mil colonos financiados y armados por sucesivos gobiernos sionistas.
Por mucho que la violencia provoque justa repugnancia, la acción de Hamás no fue antisemita, sino anticolonial. No es el antisemitismo la fuente de tanta sangre y dolor en ambos lados del enfrentamiento, sino el sionismo y su sistema, en constante expansión antes y después de 1948, a expensas del sometimiento del pueblo palestino.
No habrá una solución estructural, pacífica y sostenible para palestinos y judíos mientras siga existiendo el régimen sionista, con sus pilares basados en la supremacía racial, el colonialismo y la coerción militar. Tal como ocurrió en Sudáfrica, donde sólo el fin del apartheid trajo la paz, una Palestina democrática y plural depende de la liquidación del modelo de Estado forjado por el sionismo.
Es evidente el deseo sionista de refugiarse bajo la bandera del antisemitismo para camuflar los macabros crímenes cometidos por el Estado de Israel.
Breno Altman periodista (judío)