1º¡Saludos, en especial, para mi amiga, mi propia sombra!
El *cretino* quiere que se le prohíba a todos, lo que a él le causa problemas. La situación más grave, hoy, es la de *las psico-drogas*. Desde el momento de su prohibición y la institucionalización de su persecusión, como una gran cruzada internacional, se convirtió en el negocio más lucrativo -al lado del de las comunicaciones-, de los últimos años.
Nada es más provechoso económicamente como las "tentaciones" -"papá Estado: no nos dejes caer en la tentación"-. Cada vez son más los delitos relacionados con los estupefacientes; pues, hay más desaprensivos que trafican con ellos. Aumentan las muertes por adulteración o sobredosis en un producto sin "control". Savater, en "Ética para Amador", señala: "¡qué tal si cada vez que nos tomáramos una aspirina no supiéramos la cantidad de ácido acetilsalicílico que hay en la pastilla. O, qué iría, si la pastilla contuviera otras sustancias, como estricnina o cemento". En lo tocante a los estupefacientes, cada vez más incautos "aspiran" a llegar al paraíso o al infierno de lo prohibido para escapar de lo cotidiano.
Puede ser menos penosa la despenalización de las drogas. Se puede ser más eficaz, en lo que al control se refiere. Uruguay, hoy, "convive" con la despenalización de algunos estupefacientes y el aborto. El gran negocio de las mafias disminuye. Es preferible informar, sin mucho bombo, acerca de las consecuencias de su uso y, sobre todo, de su abuso. Cuando en los Estados Unidos de Norteamérica se estableció la <Ley Seca>, más borrachos que, antes, no tenían sino el problema del alcohol. Luego de la prohibición, empezaron a tenerlo con Al Capone.
Henos, aquí, en frente del problema de las tentaciones -cuando se eluden las responsabilidades como algo fundamental en nosotros, como personas-. Las psicodrogas no se combaten a base de prohibiciones. Éstas, por el contrario, las fomentan; amén, que perjudican a las personas que empleando mejor su libertad son capaces de usar las cosas sin abusar de ellas. Siempre habrá quien utilice lo que está a su alcance -la ciencia, la religión, la política, el erotismo o cualequiera otra cosa- para autodestruirse o para castigarse por "sus pecados". Si se pretende una sociedad adulta -responsable- y no represiva, es necesario educar para la *templanza* y preparar para la prudencia a los individuos libres. Con Savater, hay que decir que, el hecho de que alguien se tira desde un sexto piso, no es la razón para construir todas las casas de una sóla planta... ¡Delicado, Demócrata!
¡Gracias!