El debate | ¿Las corridas de toros son cultura?

Para el poeta Carlos Marzal, no hay duda de que los toros son una forma elevada de cultura que merece protección. La activista Ruth Toledano sitúa el debate en la defensa de la dignidad de los animales. Aquí, los principales argumentos de cada uno de ellos

           

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Toca defender al ministro de cultura. El arte de Cúchares forma parte de nuestro acervo cultural y, sin duda, está presente en las señas identitarias de nuestra patria. Pero la manifestaciones culturales de los pueblos no se pueden abstraer de la sensibilidad de la sociedad y esa sensibilidad varía con el tiempo, evoluciona, se puede decir que progresa.

Visitamos fascinados las ruinas los circos romanos y fantaseamos con justas medievales, pero para los occidentales del siglo XXI ver como se pelean a muerte esclavos, la propia esclavitud, o como se baten en duelo los caballeros resultan ideas odiosas.

Encerrar y acorralar a un animal para extraer su bravura y obligarlo a defenderse en un duelo injusto del que él no saca provecho alguno representan, para nuestra actual sensibilidad social, un maltrato injustificable, una aberración. Todo ello configura el tormento y la tortura hasta la muerte de un ser vivo en público.

La humanidad ha dado muchos pasos en defensa de todas las formas de vida como para seguir aceptando que una fiesta de sangre y muerte se pueda llamar “cultura”. Y siendo la vida en sí misma el bien más digno de protección, las corridas de toros no sólo han de dejar de promocionarse, sino que han de prohibirse.

Ni la rancia concepción de la patria, ni el sofisma de que el toro de lidia es una raza bovina creada para ese siniestro fin, ni las razones crematísticas sobre su aportación al empleo, turismo y arcas públicas justifican lo que es, simple y llanamente, el tormento de un animal que lucha por su vida en un entorno que lo aterroriza.

Y no se trata de que quien no quiera verlos que no vaya. Aunque yo no contribuya a esa monstruosidad con mi asistencia, el hecho sigue siendo monstruoso.


FALACIAS QUE UTILIZAN LOS PROTAURINOS PARA PERPETUAR LA TORTURA DEL TORO EN LA PLAZA.
- Los toros no sufren.
Cualquier ser vivo que tenga sistema nervioso central, sufre. Sufre cuando es obligado a subir al camión, siente miedo y pánico, en su cerebro, la oscuridad, y más tarde los gritos de los fanáticos pidiendo su muerte, son interpretados como algo peligroso. El arpón de la divisa, las banderillas, la vara del picador, y el estoque, les desgarra los órganos internos y sí, por supuesto que sufren y sienten dolor.
- Sin las corridas el toro bravo se extinguiría.
Aparte de ser una clara falsedad, demuestra una ignorancia supina. El toro bravo no es una especie, es simple y llanamente el macho de la vaca, eso no es óbice para que durante generaciones, se haya ido seleccionando genéticamente, para crear ejemplares grandes, impresionantes y de mayor bravura para que luzca el espectáculo (la tortura).
- La eliminación de la tauromaquia pone en riesgo empleos.
El argumento económico es lo más parecido al argumento modo chantaje. Durante décadas en éste país, pescadores, mineros, agricultores, etc, etc, han tenido que reconvertir su empleo en otro tipo de actividad por diversas exigencias, y así lo han hecho. Es más, los últimos datos estadísticos apuntan a que sólo el 23% de las ganaderías registradas vendieron algún animal para festejos taurinos.
- Los toros son naturalmente agresivos
Ninguna raza de toro es naturalmente agresiva.
Son animales herbívoros y rumiantes, y como tales tienen un comportamiento común que les hace huir si tienen posibilidad ante una amenaza. Otra cosa es su comportamiento al salir al ruedo, claro está que en ese momento, se le clava un doble arpón que es la divisa, para provocarlo y obligarle a atacar para defenderse del ataque.
- Las corridas son cultura y tradición y deben continuarse para preservarlas
Que algo se practique hace mucho tiempo no lo hace moralmente bueno. Las corridas de toros se celebran desde el siglo XVIII, evidentemente en esa época había muchas más tradiciones y prácticas que han cambiado con el tiempo por ser sexistas, racistas, clasistas y discriminatorias en muchos aspectos. Se llama evolución.
NINGÚN ARGUMENTO PUEDE JUSTIFICAR LA TORTURA.